8 de diciembre: El día que mataron a John Lennon
Un día similar a este, cinco disparos de revólver hicieron estruendo en la noche de Nueva York y repercutieron por todo el mundo. Su eco todavía se escucha 36 años después.
John Lennon, ex Beatle, ícono del rock, activista político, esposo y padre moría impactado por cuatro de los proyectiles. Su asesino, Mark David Chapman, era un fanático desequilibrado que había viajado desde Hawaii y esperado todo el día frente a la residencia del músico para cometer el acto que lo vincularía para siempre con su ídolo.
Estos hechos son bien conocidos, tanto por aquellas generaciones que recuerdan esa lamentable noche como por los que se han informado a través de la divulgación mediática. Nada de lo que se ha dicho y analizado a lo largo de los años, sin embargo, ha podido darle razón a la tragedia ni cerrar del todo la herida colectiva que causó.
Ese día fue una jornada bastante ocupada para John. Tenía una sesión de fotografía para la revista Rolling Stone, dos entrevistas –una para la prensa británica y otra para una radio en California-, más la grabación en estudio del disco que preparaba con su esposa, Yoko Ono.
Afuera de la residencia esperaban, de un lado de la entrada del edificio Dakota, Paul Goresh, un fotógrafo aficionado que se había ganado la confianza de Lennon y, del otro, una enigmática figura que resultó ser Mark David Chapman.
Goresh describe en un documental de la cadena británica independiente ITV la conversación que tuvo con Chapman y la mala espina que le dio. El fotógrafo tomó las últimas imágenes de John -una en la que está firmando un autógrafo para su propio asesino.
Al pasar los años, es natural que el impacto de esa noche vaya quedando atrás, con el tiempo, el fanatismo por los Beatles, como por otras cosas, se ha ido atenuando, aunque no del todo. Hoy día todavía están ahí. Tomándose fotos en el edificio Dakota, donde Lennon fue asesinado. Un acto de memoria colectiva, como un mito religioso pasado de generación en generación.
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