Cómo crear un kit de emergencia según la Cruz Roja


Si mañana sucediera una catástrofe, ¿estarías listo para enfrentarla? Aquí te diremos cómo preparar tu kit de emergencia para todo propósito.

Por más que la cultura pop insista en hablarnos de la posibilidad de un apocalipsis de la más diversa índole, por lo general no solemos estar suficientemente preparados para emergencias, en comparación, menores.

Una inundación o terremoto es mucho más probable que una invasión extraterrestre o una guerra nuclear, pero no tiene el mismo atractivo comercial. Sin convertirnos en preppers  que viven sus vidas en torno a la inminencia del Día del Juicio Final, es más que razonable estar preparado para la posibilidad de una emergencia, sea natural, social o política, y tener lo mínimo a mano debería ofrecernos una cierta dosis de tranquilidad en la cual descansar.

Desde hace años hay empresas creando kits completos de sobrevivencia específicamente diseñados para cuando los zombis se levanten de sus tumbas. No obstante, en el caso de emergencias comunes y corrientes, es mucho más sabio seguir los consejos de la Cruz Roja.

En primera instancia, debes saber que es conveniente tener al menos dos kits de emergencia: uno para casos de desastres o emergencias en las que debas quedarte en casa indefinidamente, y otro para evacuación (que debe conservarse en el auto, si lo tienes, o cerca de las salidas).

kit de emergencia
 Armageddon Emergency Kit
  
 ¿Qué debe contener tu kit de emergencia?

De acuerdo con la Cruz Roja, tu kit de emergencia debe contener al menos los siguientes elementos:

Comida y agua: esto es, comida no perecedera y fácil de preparar, y un galón de agua (alrededor de cuatro litros) por persona por día. Se calcula, tanto en agua como en comida, el equivalente a tres días para un kit de evacuación y el equivalente a dos semanas para un kit de hogar. Es conveniente incluir también tabletas para purificar el agua.

Herramientas básicas de supervivencia: Una linterna (preferiblemente LED), un radio de baterías (con baterías extra), un teléfono celular con su cargador, un silbato, velas y fósforos, una navaja suiza. Un cargador solar puede ser de mucha utilidad. Igualmente, debe incluirse un abrelatas, tijeras, bolsas de dormir, y por supuesto, nunca debes olvidar tu toalla.

Kit de primeros auxilios, que debe contener, como mínimo, vendas, gasa, cinta adhesiva, antibiótico en crema, alcohol, crema para quemaduras, aspirinas, protector solar y algodones. Es importante personalizar esto de acuerdo con las necesidades médicas de las personas del grupo familiar: lentes, lentes de contacto, baterías adicionales para aparatos de audición, comida de bebé, jeringas, etcétera. En esta categoría entran también los artículos básicos de higiene personal.

Algo en lo que no solemos pensar es en los documentos personales: necesitamos copias de nuestra información médica, pasaportes, certificados de nacimiento, pólizas de seguros, así como la información de nuestros contactos de emergencia y suficiente efectivo extra. Esta información debe estar preparada de modo que otras personas puedan comprenderla. También es buena idea tener toda esta información almacenada en algún lugar fuera de casa, por ejemplo, escaneada y respaldada en Evernote: el papel es terriblemente frágil ante cosas como el fuego y el agua.

Por último, es necesario tener en consideración el tipo de emergencia que es más probable en tu región (terremotos, inundaciones, etcétera) así como las condiciones climáticas, y actuar en consecuencia. Por ejemplo, en áreas tropicales es importante tener repelente de mosquitos, mientras que en regiones frías, hay que pensar en incluir suficiente ropa térmica. En sitios propensos a terremotos, es importante incluir fotografías de todas las personas en el grupo familiar (para efectos de identificación y búsqueda).


En todos los casos, es importante revisar nuestro kit de emergencia cada cierto tiempo (al menos una vez al año) para comprobar la expiración de las medicinas y alimentos y verificar que contiene todo lo necesario, o actualizarlo según las necesidades del grupo familiar.

Vía: Marianne Díaz Hernández 


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